CÁNDIDO PEPITO O EL OPTIMISMO

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                                CÁNDIDO PEPITO O EL OPTIMISMO
 
 
 
 
                                                                       portada
 
 
 
 
CAPÍTULO I       De como Cándido Pepito supo que el Barón Adolfo el Padrino había ganado un premio de marmitas.
 
Andaba Cándido Pepito por tierras irlandesas buscando a su amada, la bella Berta Cunegunda, junto a sus inseparables Cacambo Stoner y el sabio Dr Pangloss Barbas cuando les llegaron buenas nuevas a través de una paloma mensajera llamada WhatsApp. Sintiéronse dichosos al conocer que su compañero de aventuras gastronómicas el Barón Adolfo el Padrino se encontraba sano y salvo en la hermosa Cantabria y más grande aún fue su dicha cuando se enteraron que el maestro en cuestión había conseguido un premio en un concurso de marmitas. Tal fue su felicidad que decidieron suspender la búsqueda de la bella Berta Cunegunda y trasladarse a territorio sevillano donde sabían que el maestro regresaría en cuanto terminase su ocioso periplo estival.
 
 
 
CAPÍTULO II  El reencuentro de Cándido Pepito con el maestro Adolfo y la aparición del compañero de viaje Martín Guerrita.
 
Empujados por el viento navegaron hasta el Guadalquivir donde Cándido Pepito aconsejado por su preceptor Pangloss Barbas se dirigíó a un lugar digno de un príncipe y donde, tras dejar la barra a la izquierda y superar una gran mesa rectangular, se encontraron con gran sorpresa unos grandes fogones y toda clase de avíos y artilugios culinarios. Al ver aquella maravilla y comprobar que el maestro Adolfo se encontraba dentro de aquel mágico recinto, Pangloss Barbas musito al oído de Cándido (por no molestar al maestro): " Como podrás ver amigo Cándido no sólo no hemos perecido en la travesía sino que hemos encontrado nuestro Eldorado". Cuando más alegres estaban apareció el compañero Martín Guerrita al que ya hacía algún tiempo que no veían, y entonces la felicidad fue completa por lo que decidieron organizar una cena juntos e invitar a las viejas amistades.
 
 
 
                                               adolf
 
 
 
CAPÍTULO III  El reparto de tareas de Pangloss Barbas.
 
Como repite Pangloss Barbas que es filósofo y experto en metafísica " todo sucede para bien". Si te dan latigazos, te torturan o te violan es algo que tiene que suceder y que al final tendrá efectos positivos en tu persona. Dicho esto realiza un dudoso sorteo donde determina que nuestro experto en marmitas y Cándido Pepito sean los cocineros y que Martín Guerrita y él mismo sufran en su piel la tortura del estropajo, el dolor de espalda de una reposición de botelleros y el peligro de los cortes con los afilados cuchillos. Pase lo que pase será por nuestro bien, dijo.
 
 
                                                equ
 
 
 
CAPÍTULO IV Cándido Pepito huye de la cocina, y lo que sucede despues.
 
Sintiéndose inútil en la cocina y no sabiendo que hacer, Cándido Pepito pensó que quizás lo mejor que podía hacer es salir a la calle a fumar un cigarrito aliñado (ya que era un ferviente seguidor de las sustancias naturales) e ir a comprar el pan  que eran tareas que estaba seguro de poder hacer. Mientras tanto nuestro maestro el barón Adolfo el Padrino fue elaborando platos con los productos que había conseguido en tierras cántabras. Así fue que presentó un plato de anchoas de Castro Urdiales con un poquito de queso. No contento con ello elaboró unas gildas auténticas con anchoas de la misma localidad, guindillas, aceitunas y queso.También había conseguido allí bonito del norte que presentó frito en una especie de banderilla. Lágrimas por las mejillas de los comensales cayeron al probar las croquetas de cecina y para terminar con los entrantes presentó una chistorra con manzana a la sidra. Entretanto Cándido Pepito, situado estratégicamente en la puerta, recibía con alegría a los invitados, que poco a poco iban llegando a la cita.
 
 
    anchoas    gilda    bonito   chis
 
 
 
 
                                  Croq
 
 
                            Y llegó la hora de la famosa marmita y el éxtasis se apoderó de los presentes.
 
 
 
 
                                   marmi
 
 
 
CAPÍTULO V  De lo que dijo el presidente para inaugurar la temporada.
 
Sentáronse a la mesa los dieciséis comensales a probar aquellos manjares incluido Cándido Pepito que de vez en cuando decía con cara de felicidad: "Raaaaa" y se puso en pie el presidente que ante la sorpresa de los presentes apenas balbuceó unas pocas palabras de bienvenida a los asistentes. En la sala se rumoreó que probablemente estaba aquejado de algún mal ya que no era posible tanta brevedad.
 
 
                                                presi
 
 
 
 
CAPÍTULO VI  De lo que aconteció cuando Cándido Pepito entró, por fin, en la cocina.
 
Se dispuso Cándido Pepito a preparar unas manzanas al horno cuya receta le había sido entregada por la bella Berta Cunegunda. Pero la desgracia se cebó con nuestra protagonista y la manzana se le deshizo y se convirtió en una masa amorfa. Cándido dijo a los presentes con su habitual optimismo: "No os preocupéis que esto lo arreglo yo en un periquete".Y obró el milagro creando una "milhoja salvación" que llevaba los restos de manzana al horno con jalea y azúcar moreno, canela, conguitos rancios y un helado de vainilla que buscó Dios sabe dónde. Contento por su hazaña decidió que era el momento de tomarse una copita de Jaros crianza. Los presentes perdimos la cuenta de cuantas veces se la tomó.
 
 
                                                postre
 
CAPÍTULO VII Los dieciocho euros que Cándido Pepito pagó con algarabía.
 
Cuando llamaron a Cándido Pepito a la barra para que pagase el coste de la cena sintió un gran alborozo ya que dieciocho euros le parecieron pocos y porque, como abogaba su tutor Pangloss Barbas, sería para bien. Alguna buena utilidad le darían a aquellos cuartos...
 
 
                                                                  pagando
 
 
CAPÍTULO VIII La mala suerte de Cándido Pepito con los juegos de naipes.
 
Convencieron a Cándido Pepito para que se sentase a jugar una partidita de mus y él pensó que ganaría fácilmente dada su gran habilidad para los juegos de suerte. Pensó que echar un órdago a pares con un par de cuatros era una gran idea y con una sonrisa en la cara lo lanzó. Lástima que alguien llevase unas cartas un poco mejores por lo que su aventura en la mesa de juego duró alrededor de tres minutos.
 
CAPÍTULO IX  Cándido Pepito desiste de buscar a la bella Berta Cunegunda.
 
Llegó a los oídos de nuestro protagonista que la bella Berta Cunegunda andaba por Las Antillas en compañía de su madre y a Cándido Pepito se le quitaron las ganas de ir a buscarla por lo que decidió irse a dormir a la oficina y suspendió definitivamente la búsqueda.
 
CAPÍTULO X     De lo que se oyó aquella noche.
 
Los asistentes a la cena contaron con profusión sus correrías de los últimos dos meses y pudimos oír las historias del Rotondas sobre el camino portugués a Santiago de Compostela, el crucero del Gasóleo por tierras italianas, las estancias en Zahara, El Palmar, la isla de Armona en Portugal, las playas de Cádiz capital, la Guiness de Irlanda, la República Checa y Alemania, Galicia, cacerías por Extremadura y muchos otros lugares más.
 
CAPÍTULO XI De cómo conocimos que otro miembro de la sociedad había ganado un premio literario.
 
Cuando llegó Ricardo Gallego nuestro filósofo Pangloss Barbas se abalanzó sobre él y le hizo un Pau para felicitarlo por haber obtenido el premio literario Balbino de relatos en gallego. Todos los presentes estuvimos de acuerdo en que es un honor para nosotros pertenecer a una sociedad en la que contamos con tan ilustre compañero. Y así fue como todos nos fuimos a casa satisfechos, alegres y contentos.Aunque sin duda el que más alegría llevaba era Cándido Pepito...
 
 
 

 
 

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