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Creado en Viernes, 13 Diciembre 2019 14:11
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Escrito por Joaquín Gómez
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FANTASMAS EN LA COCINA
Cada jueves se repite el mismo ritual. Fantasmas provenientes de la capital y alrededores se dirigen, como si fuesen zombis, hacia el santuario culinario que los acoge en su cita semanal. Son igual de feos, o más, que los personajes de" The walking dead"pero hay cuatro que son ostensiblemente más deformes y hoy están condenados a vagar por los fogones para dar de cenar a los 13+3 fantasmas restantes. Sus nombres son espeluznantes, a saber :
- Wally, el fantasma de Jerez, que lo mismo aparece un día que te desaparece tres semanas.
- Gasper Guerrita, el terror de los hospitales, que causa estragos en los enfermos con terroríficas radiografías.
- Mecatrónico granaíno, el fantasma del Politécnico, personaje que causa pánico en su alumnado.
- Ghost Osobuco, el azote de los libros de historia.
Mucho miedo daban los tres invitados de esta noche: el tito palangana, Julio, el aspirante a fantasma y Pedro, el azote de la baja temperatura cuando empezaron a engullir la ensalada de cebolleta, lechuga iceberg, champiñón laminado, salmón marinado y crujiente de pato que les puso el espectro de las radiografías.
Pero para fantasmal el segundo entrante que consistía en una pizarrita negra con las sobras del salmón marinado y con unas tiritas de aguacate.¡Terrorífico!
Para finalizar con las apariciones de Gasper Guerrita se pudieron ver espectros de solomillo ibérico ensartados junto a trozos de piña al curry que desaparecieron de la mesa como si estuvieran encantados.
Y llega el turno del fantasma de Jerez que viene cargado de lubinas salvajes que, buenas estaban, no vamos a negarlo, pero que tenían un precio que cuando llegó la hora de pagar causó pavor y espanto en los asistentes.La lubina llevaba sus especias, pimientos del piquillo con nata y mahonesa.
Wally volvió a aparecerse cuando le llegó el turno al postre con un flan de turrón de Jijona y lo curioso fue que el plato afloró en la mesa sin que en la cocina se hubiese visto ni el más mínimo síntoma de su preparación.¡Casi que nos dio susto cuando lo vimos alli encima!
Para fantasma el tío que nos pidió 21 euros por la cena. No lo corrimos a gorrazos porque a los espíritus no nos duelen los golpes pero alguno sugirió llamar a los cazafantasmas para que se lo llevaran por lo menos con el fantasma de la ópera o con el de Canterville, que nos da igual.
Hay un fantasmilla chiquito y gracioso llamado" el duende marroquí"que pone que no viene a las cenas pero que luego se aparece y que cuando juega al mus fantasmea a discrección. Ayer sin embargo estuvo mesurado y calmado mucho rato. Claro que al final salió la bestia que lleva dentro...
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